Cada vez se comenta más la influencia que pueden llegar a tener los medios de comunicación sobre la población, es decir, su manera de usar el lenguaje puede llegar a alterar las percepciones de los receptores de manera que se crea una opinión general común que en muchas ocasiones dista de la información objetiva. No obstante, esto no solo ocurre en los medios de comunicación, sino que es también frecuente encontrarnos ante situaciones de este tipo en nuestro día a día: la manera en la que recibimos información por parte de nuestros familiares, profesores, compañeros de clase o trabajo puede determinar nuestra propia opinión sobre cualquier tema, por lo que conviene desarrollar una actitud crítica que nos permita ejercer juicios razonados sobre el constante influjo de información que recibimos.
De hecho, España es el país donde se posee un mayor interés por informarse sobre las noticias del día pero es a la vez el lugar donde los medios de comunicación generan una menor credibilidad, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford y la agencia de noticias Reuters (Reuters Institute Digital News Report, 2015).
Por estos motivos hemos decidido medir el grado en el que el lenguaje puede influir en las creencias de las personas. Concretamente, elegimos realizar un experimento sociológico que alcanzó cierta fama en los años setenta. Este experimento, publicado como artículo en 1974 bajo el nombre de Reconstruction Of Automobile Destruction y llevado a cabo por los psicólogos americanos Elizabeth Loftus y John C. Palmer, pretendía medir en qué grado la utilización del lenguaje puede influir en la percepción de una persona sobre algo, en este caso una secuencia en la que aparece un coche colisionando con otro.
El método que emplearon los psicólogos fue utilizar distintas palabras para describir el accidente, denotando algunas más gravedad que otras. De esa manera pudieron constatar que, según la forma en la que expresaban las condiciones del accidente, los sujetos entrevistados indicaban que el coche accidentado circulaba a mayor o menor velocidad. De hecho, algunos llegaron a constatar que los cristales de las ventanillas se habían roto, cuando no era así en realidad.
Estas circunstancias nos llevaron a encuestar a personas de distintos rangos de edad para, a la vez que verificar que la conclusión a la que llegaron los dos psicólogos estadounidenses era cierta, analizar cómo varían los resultados según la edad del encuestado. Por último, a partir de nuestro experimento sacamos unas conclusiones que tratamos de aplicar al ámbito de la información de tipo periodístico y al marketing, entre otros.
A continuación se realizará un desarrollo de las cuestiones explicadas en esta introducción, haciendo hincapié en nuestros objetivos y metodología y realizando un análisis exhaustivo de los resultados obtenidos, para posteriormente establecer unas conclusiones lógicas aplicadas, como se ha mencionado, a distintos ámbitos.
De hecho, España es el país donde se posee un mayor interés por informarse sobre las noticias del día pero es a la vez el lugar donde los medios de comunicación generan una menor credibilidad, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford y la agencia de noticias Reuters (Reuters Institute Digital News Report, 2015).
Por estos motivos hemos decidido medir el grado en el que el lenguaje puede influir en las creencias de las personas. Concretamente, elegimos realizar un experimento sociológico que alcanzó cierta fama en los años setenta. Este experimento, publicado como artículo en 1974 bajo el nombre de Reconstruction Of Automobile Destruction y llevado a cabo por los psicólogos americanos Elizabeth Loftus y John C. Palmer, pretendía medir en qué grado la utilización del lenguaje puede influir en la percepción de una persona sobre algo, en este caso una secuencia en la que aparece un coche colisionando con otro.
El método que emplearon los psicólogos fue utilizar distintas palabras para describir el accidente, denotando algunas más gravedad que otras. De esa manera pudieron constatar que, según la forma en la que expresaban las condiciones del accidente, los sujetos entrevistados indicaban que el coche accidentado circulaba a mayor o menor velocidad. De hecho, algunos llegaron a constatar que los cristales de las ventanillas se habían roto, cuando no era así en realidad.
Estas circunstancias nos llevaron a encuestar a personas de distintos rangos de edad para, a la vez que verificar que la conclusión a la que llegaron los dos psicólogos estadounidenses era cierta, analizar cómo varían los resultados según la edad del encuestado. Por último, a partir de nuestro experimento sacamos unas conclusiones que tratamos de aplicar al ámbito de la información de tipo periodístico y al marketing, entre otros.
A continuación se realizará un desarrollo de las cuestiones explicadas en esta introducción, haciendo hincapié en nuestros objetivos y metodología y realizando un análisis exhaustivo de los resultados obtenidos, para posteriormente establecer unas conclusiones lógicas aplicadas, como se ha mencionado, a distintos ámbitos.