Conclusiones
Loftus y Palmer pretendían demostrar, como anteriormente hemos señalado, que efectivamente, el lenguaje, es decir, en nuestro caso, la forma de redactar los detalles de un accidente (más brusca o menos brusca) puede influir de manera directa en la percepción de la realidad. Esto es, en función de los detalles narrados del accidente, la percepción de la velocidad del vehículo será mayor.
Los resultados obtenidos fueron los que esperábamos, ya que se produjo un aumento progresivo de las velocidades percibidas por los sujetos entrevistados. Por tanto, estos datos favorables son perfectamente válidos para ser aplicados a situaciones cotidianas en nuestro día a día en las que somos convencidos directa o indirectamente de que una información es correcta. En la práctica, una utilización determinada del lenguaje puede ser muy útil a la hora de implantar una ideología o persuadir a un consumidor para que adquiera un producto. Con total seguridad, se están estudiando diversas técnicas de utilización del lenguaje relacionadas con el género informativo y el marketing. Por tanto, he aquí la demostración de que el estudio de la lingüística puede llegar a ser aplicado a un gran variedad de materias.
Como se ha constatado, este experimento y sus resultados se pueden trasladar de manera directa a la sociedad actual con el ejemplo de los medios de comunicación. Una noticia consta de unos hechos y unos datos que parten de un punto totalmente objetivo. No obstante, esto cambia cuando el periódico en función de su tendencia ideológica aporta un punto de subjetividad tersiberjando la realidad aunque manteniendo estos hechos y datos intactos. Esto se consigue mediante el lenguaje. Luego somos capaces de con el mero hecho de jugar con la lingüística influir en la forma de pensar de las personas.
En esta imagen podemos apreciar como los hechos (las inminentes terceras elecciones del 26 de junio) y los datos (el portazo de Sánchez que describe y simboliza su fracaso en la investidura) son exactamente idénticos entre ambos medios de difusión. No obstante, podemos apreciar como el empleo de un léxico valorativo en el titular de “El País” (periódico de reconocido ideario centro-izquierda) en “sin alternativa” intenta justificar la decisión del político español, suavizando su fracaso. Por otro lado, “El Mundo”, con una tendencia ideológica de centro-derecha, no emplea ningún recurso para apoyar subliminalmente al ex-secretario general del PSOE, sino que se limita a expresar una información de una forma más objetiva. Por supuesto, este caso podría ser al revés y suceder en cualquier noticia de cualquier otro medio de comunicación.
Por tanto, resulta sensato tener en cuenta los distintos aspectos de una información antes de realizar una valoración personal. Es necesario conocer la ideología del medio de comunicación que la emite, explorar distintas fuentes alternativas y estudiar el tema tratado con cierta profundización para lograr generar un juicio correcto. Sin embargo, aun teniendo en cuenta estos puntos, siempre cabrá la opción de percibir una información de manera errónea.
Los resultados obtenidos fueron los que esperábamos, ya que se produjo un aumento progresivo de las velocidades percibidas por los sujetos entrevistados. Por tanto, estos datos favorables son perfectamente válidos para ser aplicados a situaciones cotidianas en nuestro día a día en las que somos convencidos directa o indirectamente de que una información es correcta. En la práctica, una utilización determinada del lenguaje puede ser muy útil a la hora de implantar una ideología o persuadir a un consumidor para que adquiera un producto. Con total seguridad, se están estudiando diversas técnicas de utilización del lenguaje relacionadas con el género informativo y el marketing. Por tanto, he aquí la demostración de que el estudio de la lingüística puede llegar a ser aplicado a un gran variedad de materias.
Como se ha constatado, este experimento y sus resultados se pueden trasladar de manera directa a la sociedad actual con el ejemplo de los medios de comunicación. Una noticia consta de unos hechos y unos datos que parten de un punto totalmente objetivo. No obstante, esto cambia cuando el periódico en función de su tendencia ideológica aporta un punto de subjetividad tersiberjando la realidad aunque manteniendo estos hechos y datos intactos. Esto se consigue mediante el lenguaje. Luego somos capaces de con el mero hecho de jugar con la lingüística influir en la forma de pensar de las personas.
En esta imagen podemos apreciar como los hechos (las inminentes terceras elecciones del 26 de junio) y los datos (el portazo de Sánchez que describe y simboliza su fracaso en la investidura) son exactamente idénticos entre ambos medios de difusión. No obstante, podemos apreciar como el empleo de un léxico valorativo en el titular de “El País” (periódico de reconocido ideario centro-izquierda) en “sin alternativa” intenta justificar la decisión del político español, suavizando su fracaso. Por otro lado, “El Mundo”, con una tendencia ideológica de centro-derecha, no emplea ningún recurso para apoyar subliminalmente al ex-secretario general del PSOE, sino que se limita a expresar una información de una forma más objetiva. Por supuesto, este caso podría ser al revés y suceder en cualquier noticia de cualquier otro medio de comunicación.
Por tanto, resulta sensato tener en cuenta los distintos aspectos de una información antes de realizar una valoración personal. Es necesario conocer la ideología del medio de comunicación que la emite, explorar distintas fuentes alternativas y estudiar el tema tratado con cierta profundización para lograr generar un juicio correcto. Sin embargo, aun teniendo en cuenta estos puntos, siempre cabrá la opción de percibir una información de manera errónea.